SIGUIENDO LA TÉCNICA DEL “TARÁN”: EL AVIADOR ANDRÉS FIERRO MENÚ

enero 8, 2018 / Comentarios desactivados en SIGUIENDO LA TÉCNICA DEL “TARÁN”: EL AVIADOR ANDRÉS FIERRO MENÚ

Historias de los Aviadores

El tarán (del ruso таран) es una táctica de combate que el piloto soviético PIOTR NÉSTEROV puso en practica por primera vez en 1914, consiguiendo su objetivo de derribar al enemigo, aunque pereció en el intento. Posteriormente esta técnica se utilizó por las Fuerzas Aéreas Soviéticas durante la Gran Guerra Patria. La palabra “Tarán” tiene tres aceptaciones, la primera :”ariete” ; la segunda “espolón” y la tercera es el término específico con el que se denominó en la aviación zarista, la maniobra que consistía en utilizar la hélice para “cortar” el fuselaje del avión enemigo, cuando se encasquillaban las ametralladoras o se acababa la munición.

 

http://www.rkka.es/Otros_articulos/04_A_Fierro/Kapitn-A.Fierro-1945.gif(Fuente: extracto del libro de Andrés Fierro Menú “TARÁN!” )

“… Todos los combatientes españoles, que en septiembre de 1942, cuando los alemanes habían alcanzado Stalingrado, llegaban a Moscú lo hacían para incorporarse a la lucha… Después del raid Alemán sobre Yaroslavl, el Jefe de la División reunió a las escuadrillas. De la reunión de la 2ª Escuadrilla salió la promesa, a propuesta de Kadirov, de ir al “Tarán” siempre que hubiera duda respecto a si el avión enemigo caía o no. El 25/08/1942 la 3ª escuadrilla fue la primera en salir seguida de la 1ª Escuadrilla. Otra vez volvió a salir Andrés Fierro Menú del puesto de mando ajustándose el casco y gritando “el primero que este listo que me siga”. Esta vez fue Trillo. Fierro ya despegaba en el avión de Sorokin, con Trillo a su derecha. Desde tierra el interceptor le daba 8000m de altura, lo que significaba que iban al encuentro, por lo que lo mas importante era tomar altura, pues si no estaba a la misma altura que el avión enemigo, cuando se cruzasen sus trayectorias a una velocidad de 1000 km/h, seria muy difícil que pudiera verlo. Desde tierra, el interceptor le decía que mirase bien, pues debían esta a punto de cruzarse. En efecto, ahí estaba: un puntito similar al que vio el día 21. Ahora tenia que disimular, así que sin perder de vista al enemigo, se fue hacia el sol, tomando altura, para poder abalanzarse cuando llegase el momento. En cuanto el enemigo vio el avión de Fierro, empezó a maniobrar para convencerse de que no había sido descubierto…. Ya había llegado la hora de actuar. Desde el sol, de modo que sus rayos cegasen al ametrallador, aprovechó sus cerca de 1000m de superioridad en altura y se lanzó, at todo gas y en picado, sobre el Ju-88. Centró el colimador sobre la cruz que formaban las alas y el fuselaje y desde 400m comenzó a disparar con todas sus armas. El ametrallador que protegía la cola del avión alemán había abierto fuego simultáneamente, pero pronto cesó de disparar, y cuando Fierro salió de la primera pasada, vio que sus dos ametralladoras apuntaban al cielo. Ahora tenia libre el camino para atacar por detrás y desde arriba al Ju-88. Volvió a entrar y acercándose a unos 100m comenzó a disparar. Veía que las trazadoras se incrustaban en el fuselaje, en los planos y en los motores, pero el avión no caía. En esto, entró en picado profundo y Fierro lo siguió, aprovechando para soltar otra ráfaga, hasta que su armamento quedó silencioso… Volvió a intentar disparar, pero sus ametralladoras no hacían fuego. Pensó: “Bueno, no me queda otra que cortarte la cola, porque no te escapas!”. Por si alguien le escuchaba, emitió por radio un mensaje diciendo que iba al “TARAN!”. El alemán, pegado al suelo, volaba como una flecha hacia el oeste. Fierro, fue igualando la velocidad, puso la hélice en su paso mínimo y comenzó a derivar hacia la izquierda. En eso, desde donde estaba el cuerpo del ametrallador alemán se inició una ráfaga que hizo blanco en su motor. Todo sucedía ahora vertiginosamente. Pensó Fierro: “me ha cazado”. Fierro sintió que su hélice chocaba con la cola del Ju-88. El Ju-88 había caído, en cuanto la hélice de Fierro le tocó. “Por lo menos no se me ha escapado!”, pensó Fierro.

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