MEMORIAS DE UN ARMERO DE LA AVIACIÓN DE LA REPÚBLICA Francisco Cortés Rodríguez

febrero 5, 2018 / Comentarios desactivados en MEMORIAS DE UN ARMERO DE LA AVIACIÓN DE LA REPÚBLICA Francisco Cortés Rodríguez

Historias de los Aviadores

(Fuente Ícaro núm. 102 extracto de las memorias y del testimonio de Francisco Cortés Rodríguez)

Cuando llegamos en el camión a Almería me reclamaron a una escuadrilla de Chatos, aviones de caza mandados por un capitán uso llamado Risqui Casacov. A los dos días de estar en esta escuadrilla nos trasladamos a Madrid, a Alcalá de Henares, donde permanecí alrededor de quince días. A los dos días de estar en la ciudad, para poder dormir, tuvieron que trasladarnos a Madrid capital porque en Alcalá no dejaba de bombardear el enemigo. Estuvimos unos quince días. Nos hospedaron en el edificio de Bellas Artes, en la calle de Alcalá. Pasados estos quince días nos marchamos al campo de Algete y días después empezó las operaciones de Guadalajara con tropas italianas. Para poderlas detener mandaron tropas nuestras que estaban en el Río Jarama: fue una batalla muy dura; los aparatos nuestros salían cargados a tope de munición y bombas. Se hacía cinco o seis servicios al día y se gastaba mucho material de bombas y munición de ametralladoras para nosotros fue un éxito. Se les detuvo de inmediato. En la carretera formaban columnas de camiones, una tras de otras hasta llegar a los 7 u 8 kilómetros. Algunos camiones explotaban pues iban cargados de explosivos. Estos días los aparatos se cargaban con 8 bombas de 10 Kg. en las en alas inferiores y cuatro ametralladoras con 3.000 cartuchos. Se hacían de cuatro a cinco salidas por día. En estas operaciones

Polikarpov I-15 “Chato”

ocurrió lo siguiente. Un día, cuando despegaba un avión de mi escuadrilla, a unos cien metros del suelo, de pronto empezaron a dispararse las ametralladoras y con la vibración que llevaba el aparato, se soltaron las bombas. Al llegar al suelo las bombas explotaron y el avión se vino a tierra. Inmediatamente salimos el mecánico y yo hacia el aparato. El piloto se partió el fémur de la pierna izquierda y le brotaba mucha sangre. Yo llevaba una cuerda de río de un metro y medio y le hice un torniquete en el muslo para detener la sangre y la hemorragia. El practicante, que acudió de inmediato, le puso una inyección e inmediatamente se le subió a la ambulancia para el traslado al hospital. El aparato estaba a cargo del mecánico y yo. Así que las autoridades pensaron que el accidente había sido un sabotaje, y el mecánico y yo éramos sospechosos de dicho accidente. Nos detuvieron retirándonos del servicio quedando detenidos provisionalmente en una casa en el mismo campo. Nos llevaron a la casa que teníamos en el campo y nos metieron en una habitación en calidad de detenidos hasta averiguar lo que había pasado. Yo tenía miedo pues el mando era ruso, y éstos no se andaban con chiquitas. Pasaron cinco horas hasta que se presentó el Jefe de Estado Mayor con buenas noticias. Sabían por qué ocurrió el accidente. Al parecer, la causa fue la hélice del avión. Al intentar despegar, hay que revolucionar el motor al máximo para poder tomar velocidad para despegar. En esta operación se partió la hélice (un trozo) y eso fue la causa del accidente; empezó la vibración de todo el aparato. Por esa causa se disparaban las ametralladoras y se soltaron las bombas. Mandaron buscar alrededor de donde cayó el aparato y encontraron el trozo de hélice que faltaba. Así en ese momento quedamos libres de sospecha.